Carta abierta al Consejo de Derechos Humanos de la ONU*
Me remito a ustedes desde la profunda desesperación que produce el encarcelamiento de conciencia en una de las horrorosas prisiones de los hermanos Castro. En sus manos está la oportunidad de detener la agonía para una extensa población penal que sobrevive a las más crueles hambrunas y torturas tanto físicas como psicológicas.
Para ocultar la verdad, fui trasladado el pasado 9 de abril momentos antes que llegaran los periodistas internacionales a la prisión La Lima. Me sacaron por la puerta de atrás y fui llevado a otra cárcel, la 1580, donde se cometen todo tipo de ultrajes y humillaciones dignos de los campos de concentración nazis.
La falta de alimentación y sanidad adecuada son los otros elementos que suman para hacer de esta prisión un auténtico campo de concentración. Se violan los derechos más elementales del ser humano y de sus familias. Los reclusos viven hacinados y en violencia continua.
En los últimos meses han ocurrido dos incendios de grandes proporciones sin que hayan sido explicadas las causas. Múltiples suicidios también acompañan la vida diaria en el penal.
A mi llegada, tras varios días de huelga de hambre y de ser introducido en una solitaria sin luz, ni agua, sin ropa ni aseo personal, fui violentado por varios guardias que -sujetándome por mis extremidades mientras otro me apretaba las fosas nasales hasta que abriera la boca para respirar- me introducían una sopa pestilente que me asfixiaba; así, una vez tras otra, hasta dejarme sobre el piso de la celda completamente cubierto de los alimentos que sin poder evitarlo, los devolvía.
Quiero denunciar al Teniente Coronel Carlos Quintana, Jefe de la Dirección Provincial de La Habana.
También quiero aclarar que mi situación no es de las peores. Me gustaría que escucharan a los propios abusados para que les expliquen el infierno en el que viven. Temo no ser lo suficientemente verosímil para exponer el horror y la impiedad que sufrimos a diario.
La dictadura tiene que entender de una vez y por todas que es imposible mantener un poder nefasto a base del dolor del pueblo.
Pedimos encarecidamente que valoren este testimonio de primera mano, bajo total juramento, y rogamos a Dios que ponga sus manos piadosas sobre este país olvidado por la Comunidad Internacional, y que logren llegar a los testimonios de los presos sin que antes sean amenazados como ocurre normalmente.
Pedimos que Cuba firme los pactos de la ONU y acepte las declaraciones de los Derechos Humanos; si no fuera así, que se tomen las medidas pertinentes para expulsarla del concierto de naciones libres donde pretende convivir sin ser descubierta la barbarie que nos ha impuesto.
Somos un país devastado que -a pesar de estos cincuenta y cuatro años de esclavitud- aún soñamos en convertirnos en una nación próspera.
Reciban mi gratitud anticipada,
Ángel Santiesteban Prats
Prisión 1580. San Miguel del Padrón, La Habana. Cuba.
* El CDH con sede en Ginebra, Suiza, fue creado por 47 Estados miembros, el 15 de marzo de 2006 en la Asamblea de la ONU, para promover el respeto universal por la protección de todos los derechos humanos (DD HH) y libertades fundamentales de todas las personas, sin distinción de ningún tipo y de una manera justa y equitativa. Junto al Consejo de Seguridad, son dos de los principales órganos de más alto nivel y prestigio dentro del Sistema de las Naciones Unidas.
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