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Quiero pensar que fueron engañados, que su ingenuidad no les permitió comprender todo el teatro montado para su visita, o quizá que la ética internacional no permite al periodista forzar, exigir que no edulcoren la realidad.
Lo cierto es que, de una u otra forma, ayudaron a brindar credibilidad a una dictadura que se ríe de los medios de comunicación internacionales, en este caso, ustedes fueron los burlados, nosotros los presos, los perjudicados, y la dictadura, la beneficiada. Sigue leyendo