Archivo por meses: julio 2013

Diario en la cárcel XLI. Gigante premio para Pequeño

El escritor cubano José M. Fernández Pequeño, a través de su importante obra, se ha propuesto revertir el significado de su apellido, y otra vez se ha crecido como el gigante de las letras que es y seguirá siéndolo. Sigue leyendo

Diario en la cárcel XL. Un caldo para el dictador

Mi familia me transmite la solidaridad soterrada de amigos y vecinos hacia mi realidad. Si juntamos esa población que no soporta al régimen, pensaríamos que es eminente la caída de la dictadura; pero conozco de primera mano que esos que rechazan el proceso existente, son los mismos que luego van a la Plaza porque temen estar peor. Sigue leyendo

Diario en la cárcel XXXIX. La Seguridad del Estado: fábrica de detractores y traidores

Intento de desacreditar a la UNPACU

Que la maquinaria de la Seguridad del Estado castrista cree detractores, traidores y división entre la oposición, ha sido históricamente su trabajo más pertinaz.

Aprendimos que enfrentar los designios de los hermanos Castro, es entrar en la antesala donde enseñan los “instrumentos” de torturas psicológicas y físicas, si no han sido suficientes la persuasión, las persecuciones, las entrevistas, las amenazas y los chantajes. Sigue leyendo

Diario en la cárcel XXXVIII. Inducción al suicidio

En los días que me tuvieron en la celda de castigo y me declaré en huelga de hambre como única manera de protestar contra sus injusticias, me visitaron varios oficiales, el teniente coronel y director de la prisión, Reinaldo Villaurreta Vargas, el mayor Erasmo, el mayor político de la cárcel, y el capitán De la Cruz que, con cinismo, me instó a ahorcarme por considerar que era la mejor manera de evitarnos coexistir. Sigue leyendo

Diario en la cárcel XXXVII. La cobardía se disfraza de ingenuidad

La ingenuidad de los cubanos de la isla a veces se viste de gala, y preguntan a mi familia si realmente me han torturado en la cárcel.

Recordé cuando la primera golpiza, allá por el 2009, que me fracturaron el brazo, muchos pusieron en duda tal hecho porque, me dijeron algunos, la Seguridad del Estado no actuaba así, dado el escándalo que significaba golpear públicamente a un escritor. Otros colegas cuestionaron el incidente, y el entonces Ministro de Cultura, Abel Prieto, nombró una comisión que investigara los hechos. Sigue leyendo

Diario en la cárcel XXXVI. Propuesta de «libertad» para Ángel Santiesteban

Pocos días después de que Ángel cumpliera 4 meses encerrado por unos delitos que no cometió, y haber sido juzgado en una burda farsa que lo encontró «culpable» -por el tamaño e inclinación de su letra- ,fue visitado por unos agentes de la Seguridad del Estado que le ofrecieron canjear su libertad a cambio de que renuncie a su posición política. El chantaje incluía que se dejara filmar un video, aclarándole que éste no vería la luz salvo que él faltara a su promesa de abandonar la oposición. De más está decir que Ángel rechazó de plano tan «generosa» oferta. Sigue leyendo

Más tiempo encarcelado por gritar y regar octavillas, que Castro por asaltar un cuartel

Preso de conciencia en celda de castigo

Piloto Barceló se encuentra en la celda de castigo por exigir sus derechos. Ha rebasado más de la mitad de su condena, por lo que debiera recibir el beneficio de “régimen mínimo”; pero las autoridades hacen como siempre, sobre todo con los opositores, oídos sordos. Sigue leyendo

Diario en la cárcel XXXV. El silencio de los corderos

Ha transcurrido más de un mes desde que el domingo 26 de mayo, Cuba fuera dictaminada -en el 38° Congreso de la FIDH en Estanbul,  Turquia- como el país que más violaciones comete de todos y cada uno de los derechos civiles y políticos en América Latina. Sigue leyendo

El poeta Rafael Alcides dedica presentación al escritor Ángel Santiesteban, injustamente encarcelado

El alma de Quijote de Rafael Alcides

Por Luis Rafael
Rafael Alcides

Una emotiva tarde habanera, de esas que sellan la memoria con luz de fuego, conocí al poeta Rafael Alcides Pérez (Barrancas, 1933). Anónimo como acostumbra a presentarse, estaba en el público que asistía al lanzamiento de mi poema-libro Colómbico, celebrado en un luminoso salón del habanero Hotel Inglaterra. Lo supe casi al momento de marcharme, luego de firmar unos cuantos autógrafos a amigos y desconocidos, cuando el poeta y crítico Virgilio López Lemus, que había hecho el elogio de mi libro, se acercó con Alcides y me lo presentó. “Es un imprescindible para la poesía cubana”, aseveró López Lemus y Alcides sonrió condescendiendo. Callaba, apenas atrevía algún comentario. Su mirada, sin embargo, escrutaba cada gesto, como su poesía.

Nacido en el oriental pueblo de Barrancas, Alcides se trasladó a Holguín para cursar el bachillerato y de allí a La Habana, donde se graduó como químico industrial. Trashumante desde joven, viajó a México, Estados Unidos, Argentina, Chile, Uruguay, Venezuela, escribiendo poemas aquí y allá, como quien saca fotos. Miembro de la llamada “generación del cincuenta”, que se afilia al proyecto revolucionario cubano liderado por Fidel Castro y que pretendió desterrar de la Isla la explotación y las desigualdades, Rafael Alcides puso su literatura al “servicio” de la ideología nacionalista y justiciera, escribió versos diáfanos, cercanos y comprensibles para el pueblo, que marcaron su poética, coloquial, a veces coral, otras intimista e interrogadora, donde da testimonio de su presente y defiende el porvenir. En estos años de sueños y esperanzas, trabajó como productor, director y escritor de radio y dio a conocer el nuevo canon lírico conversacional en artículos y reseñas para las revistas Unión, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, y en su programa radiofónico En su lugar la poesía. Entonces era un autor reconocido en su valía, que publicó los cuadernos de versos: Himnos de montaña, 1962; La pata de palo, 1967.

La historia, sin embargo, se encargó de recortar las alas a los sueños y sobrevino la década de 1970 con sus censuras y desmesuras. Al cabo del silencio editorial, resurgió la obra lírica de Alcides en la década del ochenta, con poemarios que hablan de un cambio de temas y de abordajes, donde el poeta se vuelve cuestionador, duda, levanta su voz disidente y busca respuestas en la épica de lo cotidiano. Se atreve con temas y cuestionamientos que hablan de esa “alma de Quijote” que reconoce tener y que le lleva a enfrentarse a “molinos de viento” sabiendo que pueden lanzarlo al polvo, ante la mirada indiferente de los sanchificados. El artista decide replegarse y escribir desde el margen. Su compromiso con la justicia, le condena al “insilio”, que sin embargo asume desde la creencia en que un poeta es una criatura “encargada de testimoniar el día de hoy y anunciar el de mañana”. Sus textos  expresan la ironía de quien sabe que su obra no niega sino afirma. Agradecidocomo un perro, 1983; Y se mueren y vuelven y se mueren, 1988; Noche en el recuerdo, 1989; Nadie, 1993, participan de su discurso rebelde, de su fe humanista y su deseo de comunicación, también evidentes en la antología publicada en España por Renacimiento y titulada GMT (Sevilla, 2009), que recoge textos escritos entre 1963 y 2008. Y es que con cada poema Rafael Alcides galopa en Clavileño, soñando una ínsula utópica que le conquista su verso sincero y su actitud de Quijote.

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El alma de Quijote de Rafael Alcides

Por Luis Rafael
Rafael Alcides

Una emotiva tarde habanera, de esas que sellan la memoria con luz de fuego, conocí al poeta Rafael Alcides Pérez (Barrancas, 1933). Anónimo como acostumbra a presentarse, estaba en el público que asistía al lanzamiento de mi poema-libro Colómbico, celebrado en un luminoso salón del habanero Hotel Inglaterra. Lo supe casi al momento de marcharme, luego de firmar unos cuantos autógrafos a amigos y desconocidos, cuando el poeta y crítico Virgilio López Lemus, que había hecho el elogio de mi libro, se acercó con Alcides y me lo presentó. “Es un imprescindible para la poesía cubana”, aseveró López Lemus y Alcides sonrió condescendiendo. Callaba, apenas atrevía algún comentario. Su mirada, sin embargo, escrutaba cada gesto, como su poesía.

Nacido en el oriental pueblo de Barrancas, Alcides se trasladó a Holguín para cursar el bachillerato y de allí a La Habana, donde se graduó como químico industrial. Trashumante desde joven, viajó a México, Estados Unidos, Argentina, Chile, Uruguay, Venezuela, escribiendo poemas aquí y allá, como quien saca fotos. Miembro de la llamada “generación del cincuenta”, que se afilia al proyecto revolucionario cubano liderado por Fidel Castro y que pretendió desterrar de la Isla la explotación y las desigualdades, Rafael Alcides puso su literatura al “servicio” de la ideología nacionalista y justiciera, escribió versos diáfanos, cercanos y comprensibles para el pueblo, que marcaron su poética, coloquial, a veces coral, otras intimista e interrogadora, donde da testimonio de su presente y defiende el porvenir. En estos años de sueños y esperanzas, trabajó como productor, director y escritor de radio y dio a conocer el nuevo canon lírico conversacional en artículos y reseñas para las revistas Unión, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, y en su programa radiofónico En su lugar la poesía. Entonces era un autor reconocido en su valía, que publicó los cuadernos de versos: Himnos de montaña, 1962; La pata de palo, 1967.

La historia, sin embargo, se encargó de recortar las alas a los sueños y sobrevino la década de 1970 con sus censuras y desmesuras. Al cabo del silencio editorial, resurgió la obra lírica de Alcides en la década del ochenta, con poemarios que hablan de un cambio de temas y de abordajes, donde el poeta se vuelve cuestionador, duda, levanta su voz disidente y busca respuestas en la épica de lo cotidiano. Se atreve con temas y cuestionamientos que hablan de esa “alma de Quijote” que reconoce tener y que le lleva a enfrentarse a “molinos de viento” sabiendo que pueden lanzarlo al polvo, ante la mirada indiferente de los sanchificados. El artista decide replegarse y escribir desde el margen. Su compromiso con la justicia, le condena al “insilio”, que sin embargo asume desde la creencia en que un poeta es una criatura “encargada de testimoniar el día de hoy y anunciar el de mañana”. Sus textos  expresan la ironía de quien sabe que su obra no niega sino afirma. Agradecidocomo un perro, 1983; Y se mueren y vuelven y se mueren, 1988; Noche en el recuerdo, 1989; Nadie, 1993, participan de su discurso rebelde, de su fe humanista y su deseo de comunicación, también evidentes en la antología publicada en España por Renacimiento y titulada GMT (Sevilla, 2009), que recoge textos escritos entre 1963 y 2008. Y es que con cada poema Rafael Alcides galopa en Clavileño, soñando una ínsula utópica que le conquista su verso sincero y su actitud de Quijote.

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El escritor Ángel Santiesteban Prats recibirá un nuevo homenaje, esta vez por parte del poeta Rafael Alcides. Estado de SATS inaugura el Cafésatso, Un espacio para las Letras, la conversación y el café puro.
Rafael Alcides dedicará su presentación a Ángel Santiesteban, injustamente encarcelado por la dictadura castrista. Sigue leyendo

Diario en la cárcel XXXIV. Tribunales que imparten venganzas

Lo mejor que me puede suceder en la cárcel es que el tiempo no me alcance, pues entre revisar manuscritos inéditos, crear alguna historia, leer, escribir posts y recibir las denuncias de los presos, apenas me queda tiempo para el sueño. Sigue leyendo