Que el criterio de los habitantes de un país coincida unánimemente, se logra pocas veces en la historia nacional. Y con los precios de la venta de autos, ha ocurrido una de esas pocas oportunidades.
Muchos han recurrido a Kafka, Cortázar, Virgilio Piñera, pero aseguro que es lo más alejado de la realidad.
La primera pregunta que se hacen los cubanos es si la persona que tenga el dineral para gastarlo en un auto, será capaz de personarse en la agencia vendedora, pues saben que allí mismo será apresado. Si nadie, con el sueldo más elevado que haya, puede ahorrar ese dinero, entonces, obligadamente, es dinero negro de algún negocio lucrativo, como el tráfico de drogas. Habría que llegar a la conclusión que los autos son una oferta especial para esos traficantes, les ofrecen un paraíso fiscal, el más desigual del hemisferio.
Cuba es una plaza para delincuentes, prohibida para los cubanos honestos.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión asentamiento de Lawton. Enero de 2014