Sabemos que en más de medio siglo de mandato de los hermanos Castro, lo único que les ha interesado es el maldito poder, por ello han sumergido en la profunda pobreza a la nación; para mantener su prolongado gobierno, han convertido el país en un estado de terror.
Han llenado las cárceles de jóvenes que sin tener otra opción, han preferido delinquir antes de mantenerse sumergidos en la profunda crisis económica generalizada. También los profesionales, luego de cursar estudios superiores y convertirse en profesionales de alta demanda en cualquier otro país, se ven obligados a cometer delitos de malversación. Los de más suerte han encontrado la posibilidad de salir del país definitivamente o, por contratos de trabajo entre los Estados en cuestión, y con un mísero sueldo, que les ayuda a palear la miserable vida.
Otra parte restante aspira a emigrar, y en lo que transcurre esa espera, reprimen sus anhelos de pensar, criticar, exigir mejoras, por sus miedos a represalias de la policía política a todos los que osen disentir del programa gubernamental, y sobreviven con las remesas recibidas desde el exterior.
Queda la minoría, la cual no tiene la más remota posibilidad de emigrar, ni recibe remesas, y aunque piensa igual al resto, disconforme, no tiene más opción que pegarse a las estructuras de poder para recibir la ínfima sobra que deja escapar para los que se acercan, la cual le es suficiente para mal respirar y soportar la supervivencia. El poder se mantiene gracias al chantaje a esa minoría, que usa como fuerza represiva. Los delitos llamados de “cuello blanco” son muy comunes porque laboran como internos en las prisiones, en el control económico o dirigen obras constructivas.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión asentamiento de Lawton. Enero de 2014
La verdad es que solo para comer lo mínimo para sobrevivir en Cuba hay que delinquir comprando alimentos robados.