Un arriesgado recluso me ha revelado la intención de los militares de alto rango de enemistarlos conmigo; para lograrlo les quitaron un pase, lo más sagrado para ellos, luego les han rebajado, aún más, la precaria alimentación. La ración de pollo, que está estipulada dos veces al mes, la han rebajado a una sola frecuencia y lo que antes se dividía para dos personas, ahora es repartido entre tres. El picadillo ácido ha sido sustituido por el plato fuerte.
Los jerarcas de la Dirección de Prisiones, viendo que no han sido efectivas sus presiones, han adelantado cuatro horas el horario de entrada del pase, antes era a las seis de la tarde, ahora estipularon que sea a las dos; otro gesto de manipulación ha sido que de las cuatro horas otorgadas al horario de teléfono de los presos para comunicarse con sus familiares, les han dejado una.
El día de entrada del pase, les asignan trabajos que pudieran hacerse al día siguiente, pero solo persiguen el propósito de molestarlos, hacer crecer la animadversión hacia mi persona, pues según el Teniente Coronel Eduardo, jefe de procesamiento penal, no cumplo con los horarios y disciplina establecidas por culpa de los reclusos que me lo permiten y pidió que me enfrentaran, que me exigieran “reeducarme”, para entonces, una vez que suceda, devolverles los beneficios suprimidos.
Hoy, día de cobro, les han rebajado sus sueldos, ganados según las contratas, es decir, que pueden calcular la cuantía a la que ascenderán en el mes y por ende, el salario que devengarán. Sin embargo, sin explicaciones, los han esquilmado al peor estilo de los bandidos asaltadores de caminos.
No puedo predecir qué tiempo los presos soportarán este avasallamiento a sus “derechos”, en un país donde no existen los derechos, máxime si están recluidos en centros penitenciarios, donde son vejados y reciben los maltratos más inhumanos, donde los chantajes de los oficiales son constante, al ser los dueños de sus vidas y de sus destinos; mañana, por ejemplo, con un solo movimiento de sus labios, pueden ordenar que esos presos amanezcan en Santa Clara, Camagüey o Santiago de Cuba, y por ende, alejados de sus familiares.
Continúo escribiendo mi literatura en este año sabático que la dictadura me ha otorgado, y permanezco en pie de lucha por los Derechos Humanos de Todos los CUBANOS.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión asentamiento de Lawton. Marzo de 2014.
Nota de la Editora: La dictadura sigue violando sistemáticamente los derechos de Ángel Santiesteban, incumpliendo sus propias leyes. Por Ley le corresponde un pase de 72 horas cada sesenta días, de acuerdo al régimen carcelario al que está sometido. Desde el dos de agosto de 2013 hasta la fecha, le han «otorgado» un solo pase a finales de septiembre. Esta semana los demás reclusos han «gozado» de un pase de seis días, y él ha vuelto a quedarse solo con los carceleros. Estos castigos que le imponen no lo amilan. Ya deberian haberse dado cuenta que cuanto más pretenden perjudicarlo, más lo fortalecen, y más colaboran con la Literatura Cubana, que cuenta -desde hace un año- con uno de sus grandes talentos trabajando sin pausa.
Los hijos que nadie quiso 