Desde niño descubrí que mis sentimientos me obligaban a solidarizarme con los más débiles. En los encuentros deportivos deseaba que ganasen los equipos menos competitivos, ahora también. Por eso siempre estuve del bando contra la dictadura cubana.
Por los años ochenta, cuando los de mi generación comenzamos a pensar, odiamos las dictaduras existentes en el mundo, sobre todo las latinoamericanas; para ese entonces no comprendíamos que Cuba vivía bajo otro régimen totalitario.
Aún no sé de dónde me surgió esa necesidad de expresar mis sentimientos sin importar las consecuencias, aunque el precio sea mi propia vida.
La oposición cubana, si me pidieran reflejarla a través de una pintura, sería un árbol inmenso en un vendaval de vientos que arrecian contra su estructura, y a pesar de su tronco, a veces logra inclinarlo, pareciera que podría hacerlo besar la tierra, y sin embargo, todo lo soporta, a veces el viento se lleva sus gajos, sus hojas, y sus frutos, pero siempre, irremediablemente siempre, vuelve a recuperarse, se yergue para esperar y enfrentar el próximo embate.
El tiempo que falta para la libertad, es imposible predecirlo, pero las fuerzas para resistir sí auguran que son suficientes y se multiplican.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión asentamiento de Lawton. Marzo de 2014
Ya llevas un año y te mantienes opositor activo. A pesar de la prisión no han podido callarte.