Otro Congreso de la UNEAC se fue y nuestra realidad se mantiene inamovible. Los problemas existenciales no mutan; los intelectuales siguen conversando a soto vocce, mirando a sus espaldas para asegurarse de que no son escuchados y luego traicionados por sus propios colegas, vecinos, compañeros de trabajo, y hasta por la familia.
¡A bailar y gozar en el VIII Congreso, con la Sinfónica Nacional de Birania!
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