Como les contaba con anterioridad, al reunirnos en la Feria Internacional del Libro de La Habana, tras cada año de avatares en nuestras vidas, descargábamos el miedo acumulado y esa frustración impotente de sabernos ignorados, porque simplemente no éramos más que jóvenes escritores esforzados por aprender el oficio y mantener una actitud honesta.
La Feria del Libro que ya no es (II)
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