Ángel Santiesteban permanece ya no solo preso, sino también secuestrado e incomunicado en manos de las fuerzas represivas de la dictadura castrista, que ya no sabe cómo enseñarle al mundo cómo viola sistemáticamente la legalidad dentro de la Isla, cómo viola los derechos civiles y políticos, humilla y pauperiza al pueblo cubano que los soporta por más de medio siglo, cómo burla todos los tratados internacionales, todos los pactos, todos los protocolos. Y por todo esto, la premian estrechándole la mano, firmándole tratados comerciales, otorgándole la presidencia de la CELAC. Mientras tanto, son unos 120 presos políticos como Ángel, los que permanecen enjaulados a merced de los asesinos a sueldo del dictador Raúl Castro.
Los que están encerrados son los que no han podido chantajear, doblegar ni atemorizar.
Este post, que Ángel me envió unos días antes de ser «secuestrado» y confinado al asentamiento militar, donde lo mantienen en absoluto aislamiento, es la prueba más contundente de que le venían preparando un castigo mayor tras haberse negado el 4 de julio a aceptar, en la última visita que recibió de la Seguridad del Estado, la «libertad» a cambio de renunciar a su posición política.
La Editora
Asiduo inquilino de la celda de castigo
Siendo coherente con la verdadera razón por la que me encuentro encarcelado, que son mis ideales, mis ansias de ver libre mi país, mi anhelo porque el sueño de José Martí se cumpla de una vez y por todas, y disfrutar de un sistema democrático, donde el pueblo realmente tome las decisiones, y el Presidente solo sea la persona elegida para alcanzar ese deseo de los cubanos; y no por el cobarde y mal montado teatro que el gobierno ha querido hacer creer al mundo, del cual no he sido el primero ni el último en sufrirlo, mi deber es denunciar las arbitrariedades y violaciones de los Derechos Humanos que se cometen en el sistema carcelario de la Isla.
Mientras ese sueño llega, debemos primero terminar con la pesadilla que nos imponen los hermanos Castro. Sigue leyendo