No hay día de mi existencia en prisión que no sienta vergüenza ajena por las mujeres que, a principios del 2013, una vez que me encontraba encarcelado, hicieron un supuesto llamamiento contra la violencia de género, cuando en realidad luego se demostró –por el silencio que mantuvieron ante otras formas de violencia ejercidas contra mujeres opositoras en la isla– que solamente pretendían cumplir una orden del gobierno, dictada en persona por Abel Prieto, vocero y mano siniestra que la ideara desde la oscuridad de sus oficinas como asesor de Raúl Castro, con la intención de apagar la solidaridad internacional a mi favor.
En aquel entonces, aquellas mujeres, en particular las intelectuales –con las que yo había compartido viajes, presentaciones de libros, eventos en los que dedicaran odas a mi caballerosidad; con las que diariamente compartía correos, cenas; quienes me hacían fiestas sorpresas, integrábamos antologías nacionales e internacionales– una vez que recibieron la orden oficial, cerraron filas dispuestas a ejecutarme públicamente, Sigue leyendo →
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...