En la peregrinación a la Virgen de la Caridad del Cobre, el 8 de septiembre, un grupo de marginales eran comandados por la Seguridad Cubana para agredir a los opositores al régimen. Tengo que confesar que no pude ocultar mi sorpresa al ver a esos delincuentes que, como mercenarios, responden a las órdenes de los militares.
En aquel grupo de pueblo divisé a las Damas de Blanco con sus gladiolos en las manos, señoras con su vestimenta blanca, marchando en silencio. Me acerqué solidario y emocionado y a la vez, sin dejar de reconocer que era un disparate o inocencia de mi parte, si estaba a mi alcance, protegerlas de alguna manera.
Un opositor sacó su teléfono celular e intentó tirar algunas fotos, y uno de los delincuentes que antes lo hacía por oficio y ahora de matón con licencia de la Seguridad del Estado (G-2), intentó robárselo con violencia. Durante unos segundos de forcejeo la masa compacta se convirtió en estampida. Los periodistas internacionales intentaron captar las imágenes y los tránsfugas, ahora de oficialistas, pusieron sus manos delante de los lentes para evitarlo. Con rapidez dos facinerosos toman por el cuello a otro opositor y lo halaron hacia una dulcería de la calle Galeano, en su interior habían otros hombres esperando y allí lo golpearon hasta dejarlo inconsciente.
Entonces las supuestas Damas Blancas que iban a mi lado comenzaron a gritar “Viva Fidel, viva Raúl”, “Viva la Revolución”. Sigue leyendo →
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