Cada veintiún, día mi familia –en las visitas de mi régimen penitenciario– me provee de los periódicos de alcance nacional. Muchos quizás me acusen de masoquismo, pero lo encuentro necesario porque me ayuda a saber por dónde va el disparate del gobierno.
A veces –después de mucha práctica– puedo inferir, casi adivinar, las estrategias políticas, culturales y populistas que se trazan. Sigue leyendo