Rolando nunca quiso riqueza, según desde el punto de vista en que se mire, pues desear una pitusa, unos buenos tenis y algunos pulóveres de marca, ya conlleva un sacrificio extra al cotidiano. Es salirse, por “ambición”, de las posibilidades que, por lo general, marcan o rigen un comportamiento del cubano medio. Sigue leyendo
Una vida cualquiera en La Habana
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