El Gobierno cubano regala por el Día de las Madres, justamente lo que más dolor puede provocarles: la pérdida de un hijo. Y la Gran Madre, la Patria, está llorando a otro de sus hijos que, como aquellos mambises, decidió morir antes de ser ultrajado, expulsado de su propio suelo, un parque, el Parque Vidal, que lo recibió desde sus primeros pasos en la vida y donde unos sicarios intentaron desalojarlo.
Juan Wilfredo Soto fue un hombre de principios. Sigue leyendo