¡Dios ayude a Venezuela!

El primer rasgo de toda dictadura es ver como enemigo al que piense diferente. Así ha visto Nicolás Maduro al ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien se arriesgó a opinar que en Venezuela se debía convocar a un pacto político para gobernar. De inmediato, Maduro replicó dejando en ridículo el comentario de Lula.

Los venezolanos viven sus últimos respiros de democracia; cada minuto que pasa, se asfixia la libertad, y, como en la década de los sesenta en Cuba, los irán engañando con el sueño de los peces de colores, que al final, como en el archipiélago -medio siglo después de tantos sacrificios- no llegaron ni llegarán jamás.

Duele ver cómo se repite la historia por la que todavía hoy sufre el pueblo cubano. A la querida Venezuela, va nuestro espíritu en apoyo, para que logren deshacerse de esa camisa de fuerza que significa la “revolución”, con ese «socialismo del siglo XXI». Dios los salve y libre de verse como estamos nosotros.

No ocultamos que rogamos profundamente el éxito en su lucha por la libertad, porque -en la medida en que logren recuperar la democracia- privarán a la dictadura de los Castro del oxígeno con el que aún se mantiene en el poder, y así podremos esperar que nuestra realidad se trasforme antes de lo que tienen planeado los tiranos isleños.

Si Dios ayuda a que en Venezuela se restablezca el estado de derecho, indirectamente estará cooperando con la libertad en Cuba.