La dictadura matemáticamente hablando

Si calculáramos las víctimas y las pérdidas económicas causadas por la creación de guerrillas por el mundo a partir de la llegada de Fidel Castro al poder, particularmente en Latinoamérica, ¿de cuántas muertes sería culpable por más de medio siglo que han durado algunos conflictos como el de Colombia, que aún no cesa? ¿Cuánta economía perdida en esos países? Sin embargo, hay que escuchar al Gobierno cubano en su posición de víctimas para comprender que la desvergüenza de Estado ha sido siempre su bandera.

Que nuestro pueblo haya perdido a sus hijos es culpa netamente de Fidel Castro. Que la economía cubana sea nula, es culpa de su ineficacia. Que a partir del 59 del siglo pasado seamos unos de los pueblos con mayor emigración per cápita, es culpa del dictador, por hundirnos en la miseria y la desesperanza. En los últimos años han hecho un inventario de lo que han perdido a causa del embargo económico de los Estados Unidos (con la intención de justificar su ineficiencia), que según ellos ascienden a más de mil millones. Con eso no podríamos pagar ni ínfimamente todo el daño que ha causado a los demás países, en cuanto a liquidez, porque el lado moral y humano es impagable; sin cuantificar el daño a la sociedad cubana, sus familias y el lado económico, del que habrá que sufrir muchos años para rescatarlo, al menos para alcanzar lo que se contaba en 1959.

El pueblo de Cuba ha aprendido a escuchar las “quejas y apologías” del gobierno y hacer silencio. Sabe que no tienen opción, que las cosas podrían ir peor si pensaran, calcularan, y no les coincida con los números y causas del totalitarismo que tiene una matemática y lógica particular. Al menos no se puede negar que se ha aprendido sino de qué lado se vive mejor, al menos, de qué lado no se subsiste peor. Lo infame es que uno no sabe si reírse o llorar cuando se observa a los comisionados defendiendo con cinismo la debacle de un gobierno que nos ha hundido sistemáticamente por medio siglo. A través de la pantalla del televisor les veo hablando en la ONU o en Ginebra, y trato de adivinar si se convencen a sí mismos de lo que dicen. De todas formas, exageran tanto en ocultar lo visible, que es imposible creerles. No olvidar que hasta el nazismo tuvo sus defensores, y las dictaduras en América también. Siempre habrá sátrapa que le interese la oferta del poder. Y por supuesto, siempre habrá dignidad de aquellos que exponen sus vidas para enfrentarlos.

Ángel Santiesteban-Prats

Prisión asentamiento de Lawton. Enero de 2014