Rolando nunca quiso riqueza, según desde el punto de vista en que se mire, pues desear una pitusa, unos buenos tenis y algunos pulóveres de marca, ya conlleva un sacrificio extra al cotidiano. Es salirse, por “ambición”, de las posibilidades que, por lo general, marcan o rigen un comportamiento del cubano medio. Sigue leyendo
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Negocio de familia
Amichi, como todos le dicen a Fabricio, es un italiano que vendió su casa y su taxi en Roma y recién se vino para La Habana –como los emigrantes de la primera mitad del siglo XX– a probar suerte. Sigue leyendo
La prostitución en Cuba, sostén de la economía doméstica
No hay país en el mundo –salvo el Vaticano, creo– en el que no exista la prostitución. Pero cuando ha ocurrido un proceso social por más de medio siglo, y que ha proclamado su erradicación, entonces, es merecido que se trate el tema, ocultado por décadas a la opinión pública internacional –como la droga, el juego y otros asuntos que tomaron en cuenta para sostener la dictadura– porque era lo más indicado para el bienestar del pueblo y la nación. Sigue leyendo
El pueblo famélico y agradecido
Qué triste es ver a un pueblo en sumisión constante, en su desesperación por subsistir. En la unidad de guardafronteras donde me encuentro encarcelado, he podido ver –a través de la ventana– una “Feria agropecuaria” para los militares y empleados civiles, en la que les ofertaron algunos productos en precios distantes a los que se venden en las redes comerciales acostumbradas. No hablamos más que de galletas dulces, comidas mal elaboradas, vinagre, ron, huevos y algunas otras menudencias que despertaban en los consumidores la más intensa expectativa.
Daba vergüenza que tuvieran que repartir turnos para controlar la cola. Sin el más mínimo recato, aquellos y aquellas tenientes coroneles, mayores, capitanes y demás oficiales, arremetían unos contra otros en su desespero de subsistencia. Sigue leyendo
Matar el tiempo (I)
Un preso común me comentaba sobre su infancia feliz, y me describía los pasajes que con más nitidez le calaron en la memoria.
Su padre se fue a Miami apenas él había nacido, y luego, su madre se volvió a casar con un hombre que no lo aceptaba en su casa, por lo que su mamá tuvo que dejarlo con su abuela y un tío bueno con problema mental. Sigue leyendo
Un país que se pierde en la bruma
En las cárceles cubanas se encuentran entre cuarenta y cincuenta mil hombres y mujeres en edad reproductiva. Un pequeño porciento mantiene relaciones maritales con el género opuesto, y un por ciento de ese porciento, está resuelto a engendrar prole Sigue leyendo
Pactos del mundo carcelario
Quizás muchos, como me sucedió a mí, desconocen sobre los “pactos” de la cárcel. Hombres que bajo un juramento se unen en filosofía presidiaria, en aras de protegerse contra enemigos y la dureza propia del régimen carcelario, sin más intención que sobrevivir del modo menos sufrido posible. Bajo esa filosofía, también, algunos se adelantan a las respuestas desde el mismo nombre de la alianza “Just as jauz”, algo así como “acéptame como soy”, por lo que cualquier manifestación humana es permisible. Sigue leyendo
El castigo de los ambiciosos
El único ministerio que los gobiernos de los hermanos Castro han desarrollado y, por ende, con el que se podría hacer intercambio internacional, es el del terror.*
La perfección en juzgar a los opositores, la persecución, el abuso y el chantaje, han sido la constante en más de medio siglo. Sigue leyendo
Los nuevos Robin Hood II
Cumpliendo con el deseo de Ángel Santiesteban-Prats, que su voz no sea silenciada ni estando injustamente encarcelado, y mientras aguardo que logre encontrar algún medio por el que volver a enviar sus posts, comienzo hoy a publicar los que me fue enviando en el pasado para suplir justamente estos períodos en los que lo aislan para evitar que publique en su blog.
El post que presento hoy fue escrito en el mes de mayo en la prisión asentamiento de Lawton.
La Editora
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Los nuevos Robin Hood II
Anoche, después de que nos encerraron en nuestra barraca, escuchamos algunos gritos y nos mantuvimos alertas; luego vimos a los custodios correr y llamar al militar de guardia. Sigue leyendo
Silvio y el hijo pródigo que vive dentro de sí
Nunca he defendido a Silvio Rodríguez, porque, en cuanto a actitud ciudadana, es indefendible; pero no me gusta –cuando todos infieren que existe un árbol caído y se intenta trozarlo para hacer leña– formar parte del convite. Sigue leyendo