No hay país en el mundo –salvo el Vaticano, creo– en el que no exista la prostitución. Pero cuando ha ocurrido un proceso social por más de medio siglo, y que ha proclamado su erradicación, entonces, es merecido que se trate el tema, ocultado por décadas a la opinión pública internacional –como la droga, el juego y otros asuntos que tomaron en cuenta para sostener la dictadura– porque era lo más indicado para el bienestar del pueblo y la nación. Sigue leyendo
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Ruego a los organismos de Derechos Humanos por trabajo esclavo en las cárceles cubanas
La explotación del hombre por el Estado
Si a los gobernantes cubanos y su proceso socialista habría que acusar –entre tantas cosas y que coincidentemente la mayoría son violaciones de los Derechos Humanos– sería por la esclavitud en que mantienen a sus nacionales. Sigue leyendo
El pueblo famélico y agradecido
Qué triste es ver a un pueblo en sumisión constante, en su desesperación por subsistir. En la unidad de guardafronteras donde me encuentro encarcelado, he podido ver –a través de la ventana– una “Feria agropecuaria” para los militares y empleados civiles, en la que les ofertaron algunos productos en precios distantes a los que se venden en las redes comerciales acostumbradas. No hablamos más que de galletas dulces, comidas mal elaboradas, vinagre, ron, huevos y algunas otras menudencias que despertaban en los consumidores la más intensa expectativa.
Daba vergüenza que tuvieran que repartir turnos para controlar la cola. Sin el más mínimo recato, aquellos y aquellas tenientes coroneles, mayores, capitanes y demás oficiales, arremetían unos contra otros en su desespero de subsistencia. Sigue leyendo
Respondiendo a un amigo
Un amigo –que no se ha alejado de mí aunque tenga el temor de ser expulsado de su trabajo– me escribió y, entre sus comentarios, me dice «qué diferente hubiese sido esta realidad muy particular que viven hoy los cubanos, si los intelectuales fueran voces propias, referentes históricos del contexto nacional”. Sigue leyendo
Carreras cortas y carreras largas
Por Juan Martín Lorenzo
Entre tantos posts sobre la problemática cubana a veces uno se pierde, invierte un tiempo precioso, leve, en esos artículos donde pelamos la naranja, nos enredamos con el zumo amargo de su cáscara, y las molestias usuales que causan algunas semillas. Olvidamos que su jugo es dulce, provocador, que a veces lo que se corta no tiene que ser de un tamaño exuberante, y la prosa no tiene que ser carpentiana. Alejo, por otra parte, tenia acento francés, impostado, manía libresca aristocrática y muchos olvidos esenciales a la hora de la vergüenza extraliteraria. Sigue leyendo
Desmontada por completo la farsa contra Ángel Santiesteban, sigue en paradero desconocido
Ángel sigue en paradero desconocido, trasladado ilegalmente y sin haberlo comunicado a sus familiares, pocos días después de que su hijo Eduardo Ángel Santiesteban Rodríguez, declarara la verdad de lo que pasó cuando era solo un niño -ahora es un adolescente de 16 años-. Sigue leyendo
Silvio y el hijo pródigo que vive dentro de sí
Nunca he defendido a Silvio Rodríguez, porque, en cuanto a actitud ciudadana, es indefendible; pero no me gusta –cuando todos infieren que existe un árbol caído y se intenta trozarlo para hacer leña– formar parte del convite. Sigue leyendo
La «Revolución del simulacro»
“Fraude», palabra común por más de medio siglo
¿Quién le dice a esta juventud del siglo XXI, que después de que sus abuelos, padres, tíos y demás familiares, se sacrificaran en vano, a cambio de las más absolutas de las inutilidades, engañados por un sueño social, ahora tienen que confiar en los mismos que les mintieron a su parentela? Sigue leyendo
Los nuevos Robin Hood I
En una visita a Francia me dijeron que era un pésimo cubano porque soy abstemio, no fumo, no bailo absolutamente nada, ni siquiera tomo café, solo como frutas; desde entonces he supuesto que me debe resultar más complicado entender a los demás.
Hace unos meses escribí un post donde podía entenderse que justificaba a los presos, porque contaba que, según ellos, la vida en libertad era sumamente difícil, pues en los pases, en sus casas, tenían que enfrentar la descarnada realidad, y en algunos comentarios, o quizá en uno solo, comentaba, con todo derecho, que el delito no tiene justificación, lo cual reafirmo, por supuesto. Eso conllevaría a sancionar a Robin Hood, pues cometía fechorías, robaba a los ricos para entregarlo a los pobres. Sigue leyendo
«Creo que tú estás preso por romántico»
El joven levanta los hombros como aceptando la realidad.
─ Mis padres perdieron el dinero invertido en el examen de matemática ─ dice─. Querían que fuera al seguro.
─ De todas formas ─ dice otro ─, lo que ellos llaman “fraude” se comete el curso entero de diferentes maneras.
─ ¿Quiénes son “ellos”? ─ le pregunto.
─ Quien va a ser: el Estado. Sigue leyendo