La pirámide invertida
Siempre me irrita el hecho de que a la dictadura cubana se le acepte, irónicamente, por democracia, que ejerza su propaganda totalitaria y se manifieste en países extranjeros, a través de la prensa y sus comités de “solidaridad”, cuando ni a los propios cubanos dentro de su país se les permite declarar libremente en cuanto a criterio, asociación y todos los derechos que recoge la Carta Magna de la ONU. ¿Es justo que a un país que viola esos derechos al negárselos a sus ciudadanos, se le permitan los espacios para encubrir, manipular y mentir a la opinión pública internacional? Sigue leyendo